viernes, 25 de marzo de 2011

Productividad sin estrés.


Estrés es una respuesta de nuestro cuerpo por algo externo que nos perturba. ¿Pero  cómo no vivir perturbados?, cuando la sociedad actual  como todos sabemos nos exige, además de trabajar, capacitación  académica, y como si esto fuera poco tenemos una vida personal hijos, esposos, debemos   atender  labores familiares entre otros, esto son algunos indicadores que nos permiten apreciar lo saturados que estamos de responsabilidades.
David Allen autor del  libro El Arte de la Productividad sin estrés recomienda un método que ha tenido muchísima aceptación ya que ha brindado  grandes beneficios a personas y empresas, en esto de ser   más productivos sin generar estrés.
De manera   práctica el autor ha creado un mecanismo para enfrentar todas estas situaciones de forma efectiva tan sólo en cuatro fases nos enseña a ser  más productivos sin tener que incrementar nuestros niveles de ansiedad,  una primera fase la cual denomina (recogida) indicando lo siguiente: cada vez que te venga un pensamiento deséchalo si no merece la pena o en caso contrario apúntalo para quitártelo de la cabeza. Esto aumenta los niveles de ansiedad y se está gastando energía en algo que quizás no vale la pena o que no vamos a realizar en ese preciso  momento, por lo tanto es pérdida de tiempo y energía. Esto no es más que vaciar nuestra mente de todo lo innecesario. De esta forma la mente queda clara y podemos lograr ser precisos, distinguiendo entre  lo urgente y primordial, esto nos conduce de manera idónea a tomar las decisiones correctas. Y los niveles de ansiedad disminuyen, porque la mente queda clara y podemos procesar los pensamientos de forma natural.
La segunda fase es la de (procesamiento)  indica que cada cierto tiempo  se procese  la lista de pensamientos. Para cada pensamiento si es algo “accionable” y se lleva menos de 2 minutos se debe hacer en ese momento. Si se lleva más de 2 minutos se debe mover  a otra lista; que sería  la lista de cosas por hacer. Si no es algo “accionable”, por ejemplo si es información o es algo a hacer en el futuro o que depende de otra persona debemos moverlo a la lista correspondiente (tareas delegadas, tareas para el día, tareas para hacer algún día, entre otras) o archivarlo si es información de referencia.
La tercera fase (acción)  nos indica: cuando te pongas a trabajar simplemente recorre la lista de cosas a hacer y a trabajar, luego periódicamente hay que revisar las listas de acciones a futuro, delegadas,  para ver si ha cambiado su estado esta sería la última fase (revisión).
Lcda: Neulys K. Guilarte.


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